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Edorta Etxarandio

-EXTRAÑA GUERRA DE PERSUASIÓN NUCLEAR (I)-

La guerra criminal y los crímenes de guerra

Hasta la I Guerra Mundial, aunque existiera una aspiración antigua a la restricción del derecho a la guerra, que correspondía a las estructuras soberanas, no se fijaron formalmente límites, como sólo ocurrió con el artículo 12.1 del Pacto de la Sociedad de Naciones en 1919, y con la formulación en las relaciones de la inmensa mayoría de los países (África, Asia Sudoriental y Oceanía eran colonias) del Tratado General de Renuncia a la Guerra, denominado Pacto de París o Pacto Briand-Kellog, de 27 de agosto de 1928.

Obviamente se demostraron esfuerzos inanes ante la hecatombe de la II Guerra Mundial. Después de concluida ésta, no han faltado los episodios de las más cruenta violencia de los estados y en el interior de los mismos, pero lo que la Federación Rusa ha denominado “Operación militar especial” en Ucrania, anunciada por Vladimir Putin en mensaje televisado antes del amanecer del 24 de febrero de 2022, y que ha supuesto una invasión en toda regla de la República de Ucrania, parece un expediente bélico impensable en el siglo XXI, que no encaja. Ni siquiera, en las salvedades comunes de la hipocresía de la prohibición del uso de la fuerza en el Derecho internacional, del artículo 1.4 de la Carta de las Naciones Unidas de 1945, siendo realmente una extraña guerra de persuasión nuclear.

I.- Una operación militar especialmente absurda

El juicio de eficacia

Toda acción de violencia pública puede ser analizada desde un triple prisma, ético, político y utilitarista. Tan escasamente puede explicarse desde la primera perspectiva, esto es, desde la crítica de los valores humanos, como son abundantes en la experiencia las finalidades perseguidas con la violencia promovida públicamente, y por lo tanto, las justificaciones en el plano de la eficacia. Como pública, la violencia es política, y siendo sencilla la condena ética de la violencia, resulta rara la unanimidad en la condena política. Por ello, el resultado de restricción de la violencia pública más exitoso se encuentra en el estudio serio de su eficacia, mediante la demostración de su desoladora inutilidad. Dejando los exámenes éticos y políticos a sus espacios propios, los derechos fundamentales humanos, que delimitan el bien inmanente en las relaciones sociales, también colectivo, por un lado, y del Derecho internacional público, cuyo fin es la paz y seguridad entre los estados y otros sujetos jurídicos internacionales, por otro.

Claro que la inutilidad de una violencia pública, impone razonar desde la descripción de sus objetivos reales para quien decide su aplicación, y en ocasiones, no son manifiestos o lo manifestado es falso. A veces se lanza un ultimátum, en términos que no son asumibles por el receptor, para con la ausencia de seguimiento, justificar la amenaza o agresión, y ello sirve para el examen de utilidad o eficacia, lo mismo que a fin de determinar lo pretextativo de las reclamaciones.

Extraña guerra de persuasión nuclear - Vladímir Putin ocupa el cargo de presidente de Rusia desde 2012
Vladímir Putin ocupa el cargo de presidente de Rusia desde 2012.

-Fines manifiestos

El Presidente de la Federación Rusa, en su mensaje para presentar la “operación”, que es la invasión de hecho de Ucrania, habló de desmilitarizar y desnazificar dicho país -que en sus posteriores frías arengas caracterizó como país ficticio, perteneciente, en realidad, a la Novorossiye-. Con lo que se ha presentado la agresión, como una acción preventiva, a fin de acabar con lo que se define como “una amenaza para la soberanía del estado de Rusia y sus intereses”, manteniendo que en la región del Donbás, las autoridades ucranianas cometen genocidio de rusos y ucranianos pro-rusos.

En algunos comunicados se indica la responsabilidad del gobierno del presidente Zelensky, y la necesidad de la deposición de éste, y un cambio de régimen. La deriva “nazi” se sitúa, por la propaganda del Kremlin, en el deseo declarado de revertir la anexión de Crimea y negar la separación de los óblasts de Donetsk y Lugansk, y en el de integrarse en la OTAN y en la Unión Europea. De hecho, las exigencias rusas para detener la invasión, en las grotescas negociaciones de las que se han dado cuenta entre legaciones de Rusia y Ucrania, la última presencial en Estambul, son que ésta se comprometa a no entrar en la OTAN, que se reconozca Crimea como un territorio ruso, así como la independencia de la región del Donbás.

En el mensaje del Día de la Victoria del 9 de mayo, que conmemora todos los años la rendición ante la Unión Soviética del III Reich en la “Gran Guerra Patria”, y en la que se subroga con solemnidad el régimen de la Federación Rusa, aunque también en la simbología del águila bicéfala del Imperio y el Patriarcado de Moscú, Putin insistió en parangonar la lucha contra Ucrania a la librada contra la Alemania nazi. Y la amenaza conjurada se asigna asombrosamente a la OTAN.

Se acumulan, pues, los clásicos argumentos de la legítima defensa preventiva, y de la protección de nacionales, en sí mismos polémicos, y usados prácticamente siempre como excusas para fines políticos. Pero desde una indefinición tal, que ni se identifica el supuesto ataque ucranio o acaso europeo, o cuáles son esos intereses rusos agredidos -no el territorio de Rusia, y aun tampoco los territorios ocupados-, ni dónde y quiénes son objeto de operaciones de aniquilación en Ucrania, y el concepto de “nazificación” carece de perfiles concretos.

Más bien como fórmula de retroalimentación de la relación con los estados aliados de Moscú o que no condenan la operación en Ucrania (en realidad, propiamente aliados no son más que Bielorrusia y la Siria de al-Aassad, aunque son proclives a la comprensión todas las ex repúblicas socialistas fuera del Báltico, y que no han sido humilladas por Rusia (lo han sido Georgia, Moldavia y Uzbekistán). Y hay, fuera de los grandes, China e India, países de África y Sudamérica, necesitados de discursos de alineamiento), involucrándose también en la lucha para liberar al mundo de la dominación de EE.UU.

Por último, pudiera aventurarse, desde la advertencia de Putin a cualquiera que intentara interferir la operación, de una respuesta inmediata de Rusia, que “llevará a consecuencias como nunca antes ha experimentado en su historia”, la finalidad de provocación, más que de disuasión, de una conflagración en que sea la “nación rusa” la que inmole el planeta.

Extraña guerra de persuasión nuclear - Imagen del estandarte representativo  del Destacamento de Operaciones Especiales «Azov» del ejército ucraniano. 
Imagen del Destacamento de Operaciones Especiales «Azov» del ejército ucraniano. 

Un cesto con mimbres inservibles

Ciertamente, el “nazismo”, que se ha de referir a los colectivos de extrema derecha, aludido por Putin, encierra un elemento diferencial en Ucrania.En Europa Occidental existen potentes partidos de este signo utraderechista -aunque insignificantes los grupos que se asumen neonazis-, con repercusión electoral relevante.

Sin embargo, el Cuerpo Nacional, el partido político en que se convirtió el Batallón Azov, unidad paramilitar neonazi ucraniana, que se distinguió en el Euromaidán de 2013 (la revuelta contra el gobierno pro-ruso de Yanukovich), carece de apoyo social, no tiene representación parlamentaria (la coalición con Svoboda logró un 2,5% de sufragios), y en cambio, ha sido integrado en una unidad de voluntarios de la Guardia Nacional. Por razón de sus amistades entre los partidos de Europa, algunos en gobiernos, y de EE.UU, por quienes persigue (antifascistas, colectivo LGTBI), por razón de su alineamiento con el Patriarcado de Moscú, y por razón de lo que dice desde un hipernacionalismo resentido, más escorado hacia posiciones de extrema derecha aparece Vladimir Putin y su partido Rusia Unida, que Volodímir Zelensky y su partido Servidor del Pueblo, liberal, nada nacionalista, y encabezado por un vástago de familia judía víctima del Holocausto.

Con estos mimbres el cesto que puede fabricar en empleo ruso de la fuerza, tal y como se ha verificado, huyendo de catalogaciones éticas y del análisis político, resulta de una sensible inutilidad e ineficiencia. Descartando lo inviable, como hallar nazis donde hay tan pocos, y en cambio, proceder a potenciarlos, al revalidar el protagonismo del Batallón Azov, en defensa de la patria y la libertad. A esta proclama han acudido voluntarios de todo el extremismo de Occidente y proporcionándoles preparación militar. Con todo ello, es muy poco plausible lograr ocupación de un territorio y una población como la de Ucrania, derrocando el gobierno del presidente electo, ni siquiera por un corto plazo, amén de que se consigue reafirmar la conciencia nacional y el liderazgo del Servidor del Pueblo, y anular con ello la posición de la minoría pro-rusa.

Tampoco es pensable el logro de hacer desaparecer toda la fuerza militar ucrania después de ocho años de tolerar su preparación y crecimiento, precisamente a través de una acción que ha provocado la provisión masiva del armamento más sofisticado desde EE.UU., los miembros de la OTAN, y otros países, tan lejanos como Japón o Australia. Incluso habiendo reforzado el sentimiento patriótico y de identificación con el ejército, y alentando la aparición de voluntarios de cualquier origen, que engrosarán esos medios militares ucranios.

Lejos de eludir lo poco verosímil de un avance de la OTAN hacia Ucrania, se va a conseguir lo contrario, mucho más verosímil, en otras fronteras europeas de Rusia. Y en lugar de menguar la influencia de EE.UU. en el mundo, burlando el apaciguamiento mostrado por la Unión Europa,  concede la oportunidad de reafirmar la dependencia norteamericana de Europa occidental. Obviamente, la reacción de EE.UU. y de la OTAN no ha recogido la provocación rusa, y muy al contrario, ha descartado cualquier actividad que pueda interpretarse como ataque armado, en defensa de Ucrania (simétricamente, Rusia no ha pasado a entender la ayuda financiera, logística y armamentística -por supuesto que no la sanciones económicas- un ataque armado, ni de manera retórica).

Extraña guerra de persuasión nuclear - Mapa de la invasión rusa a mediados de abril de 2022, que no cambiará gran cosa en el siguiente periodo mensual. El punto de inflexión, a principios de abril, cuando triunfa la defensa de Kiev, y las tropas rusas que acechaban la ciudad desde su avance desde Bielorrusia, se retiran, no siempre ordenadamente, a sus posiciones a ambos lados del río Dnipro. Gracias a este hecho Ucrania recuperó el control del norte, hasta Sumi, trasladando Rusia su fuerza operativa y reagrupándola, en el Donbás, asolando Mariúpol, con los insertos desde la frontera hasta Jarkov, y desde la península de Crimea, hacia el interior y hacia Jersón, a lo largo de la costa al mar de Azov

Mapa de la invasión rusa a mediados de abril de 2022, que no cambiará gran cosa en el siguiente periodo mensual. El punto de inflexión, a principios de abril, cuando triunfa la defensa de Kiev, y las tropas rusas que acechaban la ciudad desde su avance desde Bielorrusia, se retiran, no siempre ordenadamente, a sus posiciones a ambos lados del río Dnipro. Gracias a este hecho Ucrania recuperó el control del norte, hasta Sumi, trasladando Rusia su fuerza operativa y reagrupándola, en el Donbás, asolando Mariúpol, con los insertos desde la frontera hasta Jarkov, y desde la península de Crimea, hacia el interior y hacia Jersón, a lo largo de la costa al mar de Azov

-El objetivo real y la violencia absurda

Ya sea, como hay datos ciertos, resultado de los reveses recibidos en el asalto de Kiev, o ya sea la idea original -supletoria de que se hubiera conseguido una marcha triunfal rápida hasta el Palacio Mariyinski, alternativa valorable-, la operación militar rusa se ha concentrado, previa reagrupación y retirada de la zona norte y del cerco de Kiev, en el Donbás.

Esto es, en ocupar para las proclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk esas dos terceras partes dentro de los límites de los respectivos óblasts, que estaban en manos del poder central, incluyendo la conquista, previo arrasamiento, de Mariupol.  Por añadidura geopolítica, estableciendo un hinterland para la península de Crimea, y un paso terrestre de Sebastopol al Donbás, cerrando el acceso de Ucrania al Mar de Azov, además del asedio de Jarkov, la segunda ciudad en importancia de Ucrania, muy rusificada. A finales de mayo, Ucrania conservaba la región de Odessa.

Pero, si estas son las ambiciones de Putin, y otras propaladas no son verosímiles, en absoluto era necesario el despliegue de infantería motorizada y carros de combate desde la frontera norte, los bombardeos y cerco de Kiev, y las desquiciadas pérdidas, humanas y materiales, de esta operación militar especial, según comenzó. La recuperación de Crimea, postulada por el gobierno ucraniano, estaba lejos de preocupar al Kremlin, y mediante el reconocimiento de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, bastaba emplear un ataque de las fuerzas independentistas, a fin de consolidarlas.

Es obvio que una intervención armada rusa no va precisamente a procurar que el statu quo alcanzado sea asumido por la comunidad internacional. Era suficiente que, en una más de las transgresiones del alto el fuego, bajo auspicios de la OSCE de 5 de septiembre de 2014, se reforzara “especialmente” a las tropas secesionistas para los objetivos propuestos. O aún más allá, se descarara la intervención armada de la Federación Rusa, siendo menester un acto de afirmación patriótica para el consumo interno. Después del envío de una discreta cantidad de misiles, neutralizados los aeródromos útiles de Ucrania, y ésta sin poder naval, desde cazabombarderos y la flota del Mar Negro, directamente desplegar la fuerza de agresión por tierra, no de modo obligado por la línea de división entre gubernamentales y secesionistas.

Consolidada la ganancia territorial, se forzaría una suspensión de hostilidades, y forzarían negociaciones para que Ucrania ofreciera seguridad de no integrarse en la OTAN. No era en absoluto conducente haber tenido que machacar estérilmente grandes superficies de la zona norte y central, pueblos enteros, y liquidar miles de civiles, provocando un exilio apresurado de cinco millones de ucranianos. Claro que, además, las bajas rusas han sido tremendas, así como la destrucción de un importante porcentaje de su maquinaria militar.

Así pues, la invasión de Ucrania, al margen de inmoral y un gran error político, lo que discutirán sus promotores e incluso buena parte de la opinión pública rusa, aqueja una falta de utilidad, es tan ineficaz, que no se acierta a fijar cómo podía obtener algo netamente beneficioso la Federación Rusa, y como derivada, el gobierno de Vladimir Putin. El ingreso de Ucrania en la Unión Europea es una quimera de largo plazo, y también resultan más que  dudosas las probabilidades de integrarse en la OTAN. Pero irónicamente, la invasión ha aproximado a Suecia y Finlandia a plantearse seriamente la urgencia de esa integración, mientras que las repúblicas bálticas ya están en el marco de la defensa colectiva del artículo 5 del Tratado. Incluso Moldavia se ha visto empujada a alinearse con Occidente. Aunque Ucrania llegue a reconocer que Crimea es rusa, o la independencia de las repúblicas del Donbás, a raíz de esta agresión, y para poner fin a la misma, la comunidad internacional nunca va a aceptarlo.

En definitiva, una destrucción improductiva de edificaciones e infraestructuras civiles, la muerte indiscriminada de ucranianos, y la diáspora de mujeres y niños, únicamente harían eficaz la invasión si tal fuera su objetivo, en todo caso, no confesable. Lo mismo que, en su radicalidad, inalcanzable si se tratara de hacer desaparecer el contenido de un estado de 600.00 km2 y 45 millones de habitantes. Una visión patrimonialista de la nación rusa: ¿perteneciendo Ucrania a la base histórica, cultural y espiritual de Rusia, se trata de vaciarla de pobladores y destruir lo construido, porque el solar es propio? Y ante esta disquisición sobre el absurdo cotidiano de esta guerra total, nos hemos topado con el enigma de las matanzas y violaciones de personas ucranianas no combatientes.

II.- La guerra criminal y los crímenes de guerra.

El video que muestra morosamente lo que vulgarmente llamamos un tanque, ruso, aniquilando a un ciclista en Bucha, es la cifra del absurdo de esta violencia de tintes antiguos, de la conquista de un reino vecino, aunque audiovisionada mediante las más modernas técnicas telemáticas, lo que, contradictoriamente, provoca, a través de la máxima información a tiempo real, una impresión de irrealidad.

Primero, la casualidad del dron delatador; segundo, el vecino, sordo o intrépido, desapercibido de la línea de artillería autopropulsada que ingresa en su pueblo, de 38.000 habitante, sin ningún interés especial, en el camino a la próxima capital, Kiev, y que circula en su bicicleta; y tercero, lo increíble de que se haga fuego desde el carro de combate contra un paisano, que da la vuelta.

-Ius ad bellum y ius in bello

La presidencia de la Federación Rusa lógicamente prohíbe la utilización del término guerra, a fin de designar su operación militar en Ucrania.

Es sabido que la guerra, en realidad, cualquier ejercicio de amenaza o fuerza de los sujetos de Derecho internacional, se encuentra sometida a interdicción  desde que el artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas de 1945 estableció que los miembros de la ONU, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas. La lógica del anciano ius ad bellum fue precisamente perseguir la división territorial de otro estado, el derrocamiento de su gobierno, y en todo caso, la violación de los principios de paz y seguridad entre autoridades soberanas.

Bien es verdad que lo absoluto de la prohibición de la guerra solo es semántico, no en la materialidad, puesto que las excepciones a la prohibición del uso de la fuerza son dos, a saber:

  • La acción coercitiva por parte del Consejo de Seguridad, para cuyas resoluciones existe derecho de veto de los cinco miembros permanentes (EE.UU., Federación Rusa, China, Reino Unido y Francia).
  • El derecho a la legítima defensa.

El sistema de seguridad colectiva no ha funcionado, y la competencia del Consejo de Seguridad para autorizar a grupos de estados u organizaciones regionales acciones militares ante una amenaza contra la paz y seguridad internacionales, se ha podido usar bien poco. Han prevaleciendo los intereses de alguno de los miembros permanentes del Consejo, que tienen derecho de veto. El único supuesto relevante fue la Resolución 678, que amparó el uso de la fuerza por una coalición internacional, hasta la retirada de las tropas iraquíes de Kuwait, esto es, contra Iraq, que no era una potencia -ni tenía armas nucleares o biológicas-.

Así, cinco estados monopolizan la interpretación de cuáles son las excepciones amparables en la legítima defensa. Mientras que, en general, se aboga por una interpretación estricta, con los tres requisitos de la existencia de un ataque armado:

  • Los supuestos de fuerzas armadas propias, que se encuentran en otro Estado por un acuerdo con el mismo, fuera de los términos de dicho acuerdo, o del empleo del territorio propio para agredir a otro Estado.
  • Adopción provisional de medidas de autodefensa.
  • Remisión del asunto al Consejo de Seguridad.

Los estados con derecho de veto pueden escoger una inteligencia amplia, o inventar nuevas excepciones analógicas, o sostener una nueva costumbre internacional, sin que vayan a ser condenados.

Han sido supuestas salvedades acogidas a la excepción de legítima defensa, la legítima defensa preventiva, en la que, por definición, no hay un previo ataque armado; la protección de nacionales propios que se encuentran en el extranjero; la represalia frente a bandas terroristas, grupos irregulares o mercenarios (invasión de Afganistán, por los atentados del 11 de septiembre de 2001); o la intervención militar en protección de los derechos humanos, sin el consentimiento del Estado en que se interviene, ni la autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (bombardeo de Belgrado cuando la crisis de Kosovo en 1999). Son salvedades discutibles, a las que ha valido acogerse por quienes no han de recibir una resolución sancionadora del Consejo de Seguridad. Por consiguiente, son excusas en que es dable busque socaire la Federación Rusa, cuando lo único excepcionado exactamente es la fuerza militar que use Ucrania en legítima defensa propia, y por ende, la conducta de los Estados que le presten apoyo logística o financiera, o suministren armas, en esa misión defensiva

Extraña guerra de persuasión nuclear 
Traducción:
- Andamos cortos de cohetes y munición!!!
-Por lo menos tenemos un montón de civiles.... !!!!
Traducción:
– Andamos cortos de cohetes y munición!!!
– Por lo menos tenemos un montón de civiles…. !!!!

-Del saqueo al genocidio

Por lo dicho, resulta chocante la invocación de los crímenes de guerra, cuando, en definitiva, la guerra es el ilícito, el crimen. Los tradicionales iura in bello de las leyes y costumbres de la guerra, para los supuestos de enfrentamientos armados, lícitos, ilícitos o dudosos, depararían la categoría de crimen de guerra a la infracción grave. Se conceptúan crímenes de guerra la muerte deliberada de civiles; la destrucción de infraestructuras necesarias para la vida humana; la falta de atención a los enfermos y heridos, combatientes o no; así como el uso de ciertas armas, debido al sufrimiento indiscriminado o atroz que causan, como las minas terrestres antipersona, las bombas de racimo, y las armas químicas o biológicas.

Por consiguiente, los cientos de muertos civiles de Bucha y otras poblaciones de Ucrania, tiroteados y dejados morir en sus casas y vías públicas, lo mismo que los que murieron de hambre y frío, asediados en sótanos y refugios, al haberse destruido los suministros de agua potable, electricidad y combustible para calefacción, fueron patentes sujetos pasivos de crímenes de guerra.

Sin embargo, es difícil catalogar de genocidio las muertes civiles intencionales y masivas en Ucrania. El genocidio se definió por la Convención para la Prevención y Sanción del Genocidio, aprobada por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1948. Y así se ha recogido en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, medio siglo más tarde, como la comisión de actos orientados a destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico, racial o religioso (la Unión Soviética logró enmendar la primitiva redacción de 1946, para retirar la mención a grupo político). Por lo tanto, hay un elemento de tamaño, consistente en la eliminación de una porción significativa de un colectivo, pero el otro y principal elemento es tendencial: la voluntad deliberada de extinción del grupo. Así como la tortura puede parecerse al maltrato policial, que no busca la confesión o delación, el genocidio puede parecerse a la masacre, que no sistematiza la desaparición de un grupo humano, y es pura brutalidad.

-El saco de Roma

La ejecución salvaje de más de mil residentes de la Ciudad Eterna, bajo el manto del Papa, por el ejército imperial el 6 de mayo de 1527, formado por italianos, españoles y alemanes, seguido de la rapiña despiadada, es el ejemplo sobresaliente de la masacre a la europea, de los tiempos en que existía un derecho a la guerra de los soberanos.

La acendrada disputa del partido de los Colonna, a cuya cabeza estaba el cardenal Pompeyo Colonna, contra el clan de los Orsini, al que estaba asociado Clemente VII, que era Medici, en la cual el Sumo Pontífice excomulgó al cardenal y mandó arrasar todas las villas y castillos de su familia, por lo que el ofendido apeló a los españoles de Nápoles, y fraguó la venganza.

Con 12.000 lansquenetes alemanes, reclutados por el hermano del emperador y rey de Bohemia, Fernando, a cuyo frente figuraba el famoso jefe de mercenarios Georg von Frundsberg, y que no recibían su sueldo desde hacía meses y la pugna de Carlos V para liderar una rearme moral de Iglesia, actuando contra la Reforma en Alemania, en contra de un papado desacreditado por la corrupción. Sumámosle a todo esto, la coyuntura de la desaparición del comandante carismático de los imperiales, el Condestable de Borbón, víctima de un disparo de arcabuz en la femoral, al principio del ataque, que contribuyó a dejar a la soldadesca sin ningún control.

El prototipo de la demencia y horror en un asalto armado, por supuesto que sin una intención genocida.

Extraña guerra de persuasión nuclear - El 6 de mayo de 1527 el ejército imperial salvó las murallas en el Janículo y la Colina Vaticana, produciéndose una matanza desenfrenada, seguida de tremendo pillaje, con la destrucción de iglesias y palacios. La Guardia Suiza quedó esquilmada en las escalinatas de la Basílica de San Pedro -las antiguas, en incipiente la construcción actual, bajo el proyecto de Rafael-, a duras penas conteniendo a las tropas imperiales, para que pudiera escapar Clemente VII por el Passetto, un corredor secreto que todavía une la Ciudad del Vaticano con el Castillo de Sant'Angelo

El Sacco di Roma, copia al óleo sobre lienzo de Johannes Lingelbach.

El Emperador Carlos V encomendó al Duque Carlos de Borbón el asalto a Roma, antes de que el papado fuera auxiliado por ejército de la Liga de Cognac, que unió a Clemente VII con Francia, Milán, Venecia y Florencia, a fin de alterar el dominio de Italia, en perjuicio de España, los dominios de Habsburgo, y del Sacro Imperio, y negar la preeminencia del poder temporal sobre la autoridad del Sumo Pontífice.

El 6 de mayo de 1527 el ejército imperial salvó las murallas en el Janículo y la Colina Vaticana, produciéndose una matanza desenfrenada, seguida de tremendo pillaje, con la destrucción de iglesias y palacios. La Guardia Suiza quedó esquilmada en las escalinatas de la Basílica de San Pedro -las antiguas, en incipiente la construcción actual, bajo el proyecto de Rafael-, a duras penas conteniendo a las tropas imperiales, para que pudiera escapar Clemente VII por el Passetto, un corredor secreto que todavía une la Ciudad del Vaticano con el Castillo de Sant’Angelo

-El genocidio de Srebrenica

En cambio, ya en momento histórico más reciente de la prohibición de la guerra, se considera formalmente acto de genocidio en Europa, lo acontecido en Srebrenica, conforme sienta la sentencia condenatoria del general serbobosnio Radislav Krstić, en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (ICTY), que buscaba eliminar a una parte significativa de la población bosnia (musulmanes).

Las tropas serbobosnias seleccionaron para su extinción a cuarenta mil bosnios musulmanes que vivían en Srebrenica y eran un grupo particularmente emblemático entre los bosnios musulmanes en general. Despojaron a todos los varones prisioneros, tanto militares como civiles, jóvenes como mayores, de sus pertenencias e identificaciones, y deliberada y metódicamente fueron muertos, únicamente en razón de su identidad étnico-religiosa. Posteriormente, la Corte Internacional de Justicia ratificó la sentencia del ICTY y, del mismo modo, calificó los hechos como genocidio, incluyendo una lista con 8.373 nombres de personas asesinadas o desaparecidas.

Extraña guerra de persuasión nuclear - En el genocidio de Srebrenica las tropas serbobosnias seleccionaron para su extinción a cuarenta mil bosnios musulmanes que vivían en Srebrenica

La masacre de Faluya

Los ejemplos modernos de masacres tocan igualmente a las fuerzas armadas estadounidenses, cuyos líderes ahora condenan ejemplos más recientes.

En la segunda toma de Faluya (considerada base de Al Qaeda en Irak) en noviembre de 2004, más de 10.000 soldados estadounidenses y 2.000 soldados iraquíes reconquistaron ese bastión de los insurgentes sunnís que se oponían a la intervención militar extranjera. Fue la acción más sangrienta para las tropas estadounidenses después de la batalla de Hue en Vietnam de 1968. Un centenar de miembros de las fuerzas estadounidenses fueron muertos y más de 500 heridos, y entre 1.000 y 1.500 insurgentes perecieron, mientras que las bajas civiles ascendieron a varios centenares.

El ejército estadounidense también intentó suprimir las noticias reales para los medios de información, usando medios encubiertos, como actualmente ocurre con la Rusia invasora de Ucrania. Se emplearon armas químicas prohibidas, como el mark-77, semejante al Napalm, y bombas de fósforo (WP), que arden en contacto con el oxígeno, agua y material orgánico e incineran el tejido humano hasta dejar el hueso limpio sin destruir la ropa. Y se utilizó una violencia indiscriminada, ocasionando la matanza de cualquiera que se puso por delante y no era americano o británico (la resistencia de famoso Al Zarqaui, incluía, además de iraquíes, gran número de foráneos de países árabes, bosnios, chechenos, etcétera). De manera deliberada se atacaron civiles y niños como parte de una campaña para exterminar cualquier oposición a la ocupación.


Six Days in Fallujah es un shooter, juego de tiro en línea, militar táctico en primera persona que recrea historias reales de marines y civiles iraquíes durante la batalla urbana de Faluya contra los insurgentes iraquíes desde el 8 de noviembre de 2004, y denominada “Operación Furia Fantasma”

En cada misión se juega a través de los ojos de una persona real que narra lo sucedido, y que ha contado con el asesoramiento de los partícipes, y testimonios personales y gráficos de civiles iraquíes.  El videojuego iba a ser lanzado en abril de 2009 por Konami, y fue cancelado, para retomarse su producción en marzo de 2021 por Victura. En realidad, Faluya ha sido tomada en tres ocasiones a milicianos sunníes extremistas desde la ocupación por la Coalición de 2003, la primera en abril de 2004, fugazmente, luego en noviembre de 2004, y después de que la ocupara el Daesh en enero de 2014, por tercera vez en la primavera de 2016. En las tres oportunidades, la iniciativa principal fue estadounidense, aunque en la última, apoyó a las fuerzas gubernamentales iraquíes, y al final, intervino igualmente Rusia

Fue una masacre, sin una misión definida de eliminar la población sunní, y la causa de la brutalidad fue la venganza de segunda mano. El 31 de marzo del 2003, los insurgentes iraquíes habían emboscado a un convoy que llevaba a cuatro contratistas estadounidenses de la compañía militar privada estadounidense Blackwater. Los lincharon hasta la muerte, arrastrando sus cuerpos por la carretera, y finalmente los colgaron de un puente sobre el Éufrates, difundiendo la imagen de sus cuerpos por todo el mundo. La represalia de abril de 2004, que fue la primera toma de Faluya, acabó mediante un acuerdo con la autoridad local, por el cual se comprometía a mantener a los insurgentes fuera de la población, y sin embargo, a partir de entonces, la fuerza y capacidad de control de la insurgencia comenzó a aumentar hasta que se convirtió en el baluarte del salafismo, imponiendo una segunda toma salvaje.

Extraña guerra de persuasión nuclear - Demasiado ha quedado de manifiesto que la percepción europea de las muertes en Ucrania de cristianos culturalmente homologables, no coincide con las de iraquíes musulmanes. Tampoco en la condición de los refugiados ucranianos o sirios, o subsaharianos, por ejemplo. Aunque esto es otra historia, compleja. De todas las formas, lo que nos falta de la masacre de Bucha es la causa. Los paisanos no resistían, y no lo esperaban.  No hay excusa para una obcecación espontánea, ni motivo de venganza, ni interés en un expolio
Demasiado ha quedado de manifiesto que la percepción europea de las muertes en Ucrania de cristianos culturalmente homologables, no coincide con las de iraquíes musulmanes. Tampoco en la condición de los refugiados ucranianos o sirios, o subsaharianos, por ejemplo. Aunque esto es otra historia, compleja. De todas las formas, lo que nos falta de la masacre de Bucha es la causa. Los paisanos no resistían, y no lo esperaban.  No hay excusa para una obcecación espontánea, ni motivo de venganza, ni interés en un expolio. La explicación no puede hallarse en la personalidad sociópata de los soldados, ni siquiera de la 68ª Brigada Independiente Motorizada

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